sábado, 19 de febrero de 2011

No moleste, si es capaz.

Hace pocos dias se publicaba a través de facebook una fotografía que resumía perfectamente lo que todos hemos pensado alguna vez.

Hacía un escrito pidiendo a los padres que por favor educaran a sus hijos para que no molestaran a los demás cuando están en cualquier tipo de reunión social o lugar público.
Aqui dejo una copia para ponerles en situación:



Había opiniones para todos los gustos y razones, pero era asombroso ver la falta del sentido del respeto hacia los demás, es decir, hacer lo posible en todo momento para no molestar a los que nos rodean.

Realmente, en los tiempos que corren parece difícil que esto pueda lograrse, si vamos al cine, nos encontramos con los mostruos de las galletas que comen palomitas, si vamos a un concierto que requiera guardar silencio, como por ejemplo la vez que se interpretó Aída en el palacio Martín Carpena: se encontraba Aída en el acto III, y unas señoras a mi lado no paraban de comer pipas y chicles (.........), ó para la gente que gustamos de visitar la playa de los baños del Carmen, encontrarnos con los tres-cuatro pelmazos intentando tocar el djembé, con lo que no nos dejan eshá esa siestecita debido al aporreamiento de dicho instrumento.

Yo desde aquí, quiero decir que la culpa no es de los niños, ellos son seres racionales necesitados de educación y eso corresponde a sus padres, acostumbrados actualmente a echar balones fuera con la excusa de los profesores del colegio y bla bla bla...

Pues bien, el otro día, hubo una imagen que me recordó que todavía quedan personas conscientes con este valor perdido y que entienden que no se debe molestar a los demás de forma gratuita , unicámente cuando es estrictamente necesario.

Gracias, aprendiz de guitarra anónimo.


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